Artículo de A. L. Trillo publicado en el núm. 9 de«La
Troje»
en agosto de 1990, en el que se ofrecen unas pequeñas notas
sobre la arquitectura subterranea de Hita.
Dentro de los elementos paisajísticos, arquitectónicos y tradicionales que
configuran la fisonomía y el carácter de nuestro pueblo, encontramos los bodegos y
bodegas. Estas construcciones, aunque por su carácter y abundancia no destaquen a primera
vista como elementos singulares del pueblo, sí que lo son basándonos en su importancia
pasada y como muestras de arquitectura popular.
Las bodegas aparecen situadas ascendiendo la ladera del cerro, testigo sobre el que se
asienta el pueblo, y fueron escavadas probablemente por los árabes en una tierra
arcillosa durísima: el légano o légamo. Su función principal ha sido la de guardar y
criar el vino, ya que por estas tierras abundaron los viñedos en la Edad Media. El gran
número de bodegas que perforan el cerro, junto con el dicho de que "antiguamente era
más fácil conseguir un vaso de vino que uno de agua", son pruebas de la importancia
del cultivo de la vid en la antigua economía de Hita.
También se cree que las bodegas, muchas de ellas comunicadas entre sí constituyendo una
especie de laberinto, pudieron formar parte del sistema defensivo.
Los judíos fueron dueños de una gran parte de ellas, así como de los viñedos, hasta
que llegó su expulsión a finales del siglo XV. Es en este momento cuando empieza a
desaparecer el cultivo de la vid por estas tierras, llegando rastros de esta tradición
hasta nuestro siglo en que se pierde de forma definitiva.
Actualmente las bodegas, perdida ya su función, se encuentran abandonadas y en mal
estado, conservando todavía las tinajas que guardaban antiguamente el vino.
Se recuerdan todavía los nombres de algunas de ellas: "La bodega de Cuenca",
"La bodega de Torres", "La bodega de la Memoria",... Y también las
tertulias de los hombres reunidos en ellas al calor de unos vasos de vino y el
proporcionado por la propia cueva en un día de invierno.
Por encima de las bodegas y de lo que en su día fue "el barrio
alto", a uno y otro lado del solar que ocupó la Iglesia de Santa María, se sitúan
"los bodegos" que son cuevas vivienda. Estas construcciones forman parte de la
arquitectura popular más primitiva pero no por ello menos interesante. En Castilla-La
Mancha y en toda España aparecen distintos ejemplos de cuevas vivienda.
Los bodegos constituyen un barrio singular, mostrando al exterior solamente la fachada de
entrada a la cueva construida de adobe y encerrando en su interior varias habitaciones
dormitorio, la cocina con el hogar y, en algunos casos, una cuadra en el fondo de la
cueva. Una característica interesante es el mantener una temperatura agradable durante
todo el año en su interior por lo que resultaban confortables para sus habitantes en este
sentido.
Existían ya en la Edad Media perteneciendo mayoritariamente a los judíos. Además de
utilizarlos como vivienda, en algunos casos servían de almacén.
En el siglo XVIII, los bodegos seguían habitados contándose catorce en buen estado y, ya
en nuestro siglo, algunos de ellos han permanecido habitados hasta después de la Guerra
Civil.
Hoy se encuentran totalmente abandonados exceptuando tres o cuatro en buen estado, de los
cuales dos pertenecen a Don Manuel Criado de Val.
Estas antiguas construcciones, bodegos y bodegas, se encuentran en proceso de
desaparición y con ello se da un paso más en la pérdida de lo que caracteriza y
confiere una personalidad propia y particular a este pueblo.