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nº 18 Sep. 2000
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nº 18 Septiembre 2000

Quince Años de Asociación indice.gif (1589 bytes)

Tan sólo el paso del tiempo permite analizar la Historia desde una perspectiva amplia, con voz serena y mano firme sabedora de colocar cada punto sobre su i, lejos ya de la palabra irreflexivo y la sentencia hecha con premura y gratuidad. Por eso quince años de Asociación dan para hacer acopio de aciertos y errores, cada cual los agite en su coctelera particular y saque balance de lo que han supuesto para nuestro pueblo, y busque - pienso yo - comparativa racional alguna que nos sitúe en un puesto de cola bajo los parámetros de la funcionalidad y el dinamismo, que ya toca analizar los hechos con objetividad.

Hagamos memoria. La Asociación Cultural "Arcipreste de Hita" comenzó su andadura cuando un servidor tan sólo contaba nueve años de edad; sin embargo, me queda el recuerdo de mis pinitos como actor en el grupo teatral "Los Gatos", sobre aquél escenario fabricado al efecto por nuestros mayores que nosotros mismos - brocha en mano - engalanábamos con improvisados decorados. El pueblo, nuestro pueblo, en algo empezaba a cambiar. Las cabalgatas, la Troje como medio de difusión escrita, las reivindicaciones socioculturales, la fiesta del Gallo, los certámenes poéticos, el acondicionamiento del tele-club o los inicios de la Asociación como ente colaborador del Festival Medieval, son algunas de las actividades que ocuparon el primer lustro de historia asociativo en nuestro pueblo, lo cual demuestra que se empezó pisando fuerte, más si se piensa que se partía desde la nada. Y para dar continuidad a esta labor incipiente se ofreció un nuevo grupo de jóvenes, lo cual supuso un nuevo balón de oxígeno que dura casi hasta nuestros días, en que ya encontramos una Junta Directiva renovada casi al completo -curiosamente también por jóvenes, no consta que ninguno se flagele por ello. Sin embargo, siempre ha habido problemas para completar las Juntas Directivas, y no vamos a hablar de la importancia que tiene para un ente como el nuestro la renovación de sus cargos. Esa también toca analizarla.

Hagamos por tanto un inciso para la reflexión. Preguntémonos si la actividad asociativa puede servirnos como vía alternativa a la inactividad de tantos pueblos condenados al letargo; preguntémonos si aún somos capaces de reaccionar para ofrecer a los más pequeños un lugar donde puedan dar rienda suelta a sus inquietudes, o si preferimos precipitarnos hacia el ocaso, hacia la charla del bar y la vida fantasmal del fin de semana.

Mientras pensamos, nuestra Asociación turístico-cultural -al igual que la mayoría de adolescentes de quince años- siente ganas de vivir y de alcanzar la mayoría de edad para volar más alto. Las actividades antedichas, excursiones, conferencias, exposiciones, actividades nuevas que buscan su consolidación como los conciertos medievales, la futura ubicación en la Plaza del Arcipreste de un reloj solar, hablan por sí mismas del funcionamiento de la Asociación.

¿La espina? Las Asambleas Ordinarias y Extraordinarias carentes de socios pese a las cartas y ruegos de las Juntas solicitando su presencia; y aquí está el verdadero Talón de Aquiles que puede hacer peligrar nuestro futuro asociativo.

Por lo demás, os confieso que he sido egoísta en los momentos en que he participado de una manera más activa dentro de la Asociación, pues no siempre fue por altruismo sino también porque me permitió -junto a tantos amigos- enriquecerme culturalmente, aprender a convivir y desarrollar mi personalidad. Por ello animo a aquellas personas con inquietudes a que las canalicen a través de la Asociación Cultural.

Agitemos la coctelera, hagamos balance y lleguemos a una conclusión. Absténganse de realizar este ejercicio quienes nunca supieron aceptar una crítica, eso es pensamiento único, la Asociación es otra cosa. Y desengañémonos, el socio ha de participar no sólo con su cuota, también con su compromiso, y en éste momento nuestra calidad de socios es un llamamiento a la reflexión. Yo lo resumiría así, hablar de Asociación es hablar del pueblo que queremos construir; pero si aun no estamos convencidos agitemos la coctelera y sigamos agitando. Al final, quince años lo dicen todo.

Víctor Gil Moraleda


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