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Ecos de sociedad local
«BUSCA VIDAS» |
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Y sin embargo estudiaba artimañas de burócrata y cortaba sus pantalones
por encima de los tobillos, incluso en alguna ocasión ciñó su corbata al cuello. Pero
eso son meras apariencias, dicen que hay que guardar las formas, acarrear con los
"ismos", ya sabes, por aquello del rechazo social, -cuanto hay que aguantar
señor-.
Pero en el fondo de su "psiquis" era todo un busca vidas, eso es, un busca vidas
de órdago: desaforado bohemio, hipócrita reventón, burlón demagogo y ante todo y por
encima de todo romántico apocalíptico; que tan pronto te consume la existencia con un
poema de desenfrenado lirismo como te explica con convicción el sistema del circuito de
frenado de un automóvil. Y tú dime lo que tiene de romántico el dichoso circuito del
maldito automóvil, ¡eh! ... aunque si me pones contra la espada y la pared... todo
depende de los ojos con que se mire y desde el ángulo que se preste, porque no es lo
mismo tomar una aptitud objetivista que subjetivista, teniendo en cuenta que...
¡Ves, ves! ¡como me enrollo!
Que no hay que darle rienda suelta a la húmeda, que después con el desenfreno vomitas
cosas impertinentes. Pero lo que yo digo: un tío tan inestable, tan por qué no
polifacético, que unas veces dormita en el olvido y otras corre raudo en el recuerdo
-toma frasecita poética-, ¿cómo viciado en esto puede dejar alguna vez la balanza
equilibrada?, y así pasa que cuando busca el equilibrio, ¡zas! ¡chsss!, silencio sacro,
intenta no olvidar demasiado, pero tampoco recordar en exceso, el resultado "atascón
neurológico".
Pero al lado de este buscavidas sobresale el tío de vida buscada, el antagónico
perfecto, del que la mayoría piensa es un tío equilibrado, equilibrado porque cubre su
osamenta con hábito almidonado, que ¡Dios sabe si hará al monje!, porque engomina su
cabello dándole aire de acabado perfecto, porque cuelga de su brazo derecho un maletín
de piel lleno de las mayores vanidades y porque bajo su brazo izquierdo antes de nacer tal
vez le encasquetaron un pan, y lo que es más primordial y convincente, la tan defendida
por mi santo padre oratoria y retórica de la que
hace uso.
Eso es un hombre dicen los ancianos, dicen los enriquecidos caciquillos, las féminas
desangeladas y el secretario que es hombre de gaya ciencia, eso es un hombre se levanta a
las seis de la mañana y hay noches que ni se acuesta y todos, todos los días al
levantarse rasura su barbudo rostro, se perfuma con exquisita esencia, desayuna y al final
limpia sus morros con la puntita de la servilleta, jamás masca chicle y nunca, nunca
olvida colocarse
el cinturón de seguridad de su lujoso Mercedes, además si lo hace un "pitito"
se encargará de recordárselo, en el trabajo mayestático, es un ser que vive en el
tiempo y con el tiempo, al día, siempre con el reloj en su mente licuada, y el pobre no
se da cuenta que el mismo tiempo le acabará reventando.
Y después de tan encandilada verborrea ¿qué sacan ustedes, lectores, de provecho? a lo
mejor nada ,que será lo más probable. Pero una largada es una largada y lo dicho donde
esté un hombre equilibrado... y que ya lo dicen los entendidos, ¡estabilidad,
estabilidad!
José Ignacio Blas.
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